: Versos par el eterno caminante
Estos días azules y este sol de la infancia,
lejanos como el agua desbandada del Duero,
envestido en la efigie de andante caballero
te vieron tierra adentro por los campos de Francia.
Perdidas soledades en huertas de Castilla,
habitante de un mundo inicuo, traicionero,
que ha sido luminaria, milagro, misionero,
intrépido grumete de una infancia en Sevilla.
Es tan largo el camino, pasajera la vida,
caminante insólito que a lo duro y adverso
le perpetuó su huella y un sublime destino.
A pesar del dolor, del fuego en la partida,
salvado en la memoria queda el ardiente verso
y vengado serás de este tiempo asesino.
Agustín Ramón Serrano Santiesteban (Holguín)
Rompecabezas.
Estos días azules
y este sol de la infancia
son como un rompecabezas armado
una idea completa, una evidencia
el respeto a cada pieza.
Entonces Francia:
¿donde pongo las dudas
por lo aparente?
Gladys Caridad Álvarez Santos (La Habana)
PLAZA SEVILLA
llévame entre las dulces sustancias
que mueren cada día en tu memoria…
Alejandra Pizarnik
Estos días azules y este sol de la infancia
añoran los trenes en tu memoria
y los olivos recostados en el paisaje
inquebrantable de los pueblos blancos
y sin vanidad
el equilibrio de los sentimientos
indica la lógica amalgama de texturas
sobre los rieles y sus rituales
en la cotidianeidad de un turista
petrificado en los cristales y en los contornos
de la Alhambra
con una mano sin color
en la ventana
y varios puntos que conducen
a sentir la lluvia en el rostro.
Los días pasan y la casa se aferra
a las ramas de la plaza que penetran la habitación
a la voz grave de sus deudores
a los hilos de tu cuerpo enredados en mis manos
la piel suave disfrazada en youtube
complace a los cibernautas
la fobia a los videoclips
me retornan al andén
a mi provincianismo cienfueguero o gaditano
a la fragilidad de la nostalgia en La Habana o Madrid.
Amanecer en la corteza de los edificios
que taladran la mañana
en estéril añoranza de marionetas sin viento
a los suicidas asfixiados en el elevador
y su desesperación por naufragar
a la luz de las gaviotas
no es un intento de escapar a las pantomimas
y al enfado de las almas que vagan en busca
de pretextos para uncirte de inmortalidad.
Añoro la volátil sorpresa y la inocencia
del café vespertino
los versos y el lirismo en los atardeceres
de supervivencia y encuentros selváticos
disidentes en un paisaje que evoca salvar distancias
quizás esta costumbre de soñar viajes en trenes
y recorrer espacios en la memoria
fabrique un sendero por las plazas
y me convierta en uno de sus cómplicesLiosdany Figuera Marante (Cienfuegos)
Necesidad de ti
Estos días azules y este sol de infancia
ni los recuerdos logran aplacar, amainar, calmar
esta necesidad de ti.
Ni mi imaginación,
buscadora insaciable de los desafíos de tu boca
logra separarme de los escalofríos de la soledad.
Ni siquiera el soñar despierto,
me aleja de las inquietantes y amenazadoras
turgencia de tus pechos místicos
Si tú no estás a mi lado,
Por qué ha de haber cielo y estrellas.
Si tu vientre no me adormece ya,
Por qué los campos han de tener flores bellas.
Si tu aliento y jadeo ya no calman mis instintos,
Por qué ha de haber poesía entre los hombres.
Si tu cuerpo tibio y perfumado, ya no yace sobre el mío,
Por qué
Si solo veo de ti destellos y sombras,
como un lenguaje de remordimientos,
y a ratos, como un loco, me pregunto
¿por qué en
Palabras para ti
En una oratoria arrullada en una parábola
de frases hechas en cada segundo que te percibo,
que en un alarde de elocuencia arrogante
brotan de mis labios
como un soberbio monumento a tus encantos.
Plegarias no exentas de audacias, misterios y lirismos
que no se contradicen con la realidad
sutilezas sugeridas en tu inusitado colorido sonoro
como un gran emblema de la naturaleza humana
Oraciones escuchadas en silencio
soplo revelador, tal cual promesa
que solo debo cumplir en tu cuerpo
de una costumbre terrenal, refinada y delirante,
en un ser que observa exaltado
por vez primera la salida de
SUCESOS
Estos días azules
y este sol de la infancia
resurgen.
El olor del café
se tiende sobre la cama,
el aroma mi nariz
lo absorbe con ganas
de tenerlo en la sangre
la mañana se abre paso
tan de prisa,
que si no respiras a tiempo
el aire se volatiliza.
Las esporas de los árboles
danzan solas contemplándome,
la piel recibe más
que este sol que brama
las fauces del ruido
de la ciudad me tragan,
los sucesos del día
como cada instante
les doy la espalda.
Sandra Lidia Paz del Rosario (Santiago de Cuba)
Sin Título
Estos días azules y este sol de la infancia
han muerto sin barreras como lo quiso el destino,
perpetuo, ajeno de voluntades
cual molécula destinada a ser pensamiento
o un enigma en la virtud de otros.
Murió Machado una mañana de 1917
por la inalterable fatalidad de las cosas
y una bayoneta que penetró
el costillar de la razón e ignorancia
la verdad, los universos donde él se repite
como una maldición en el borde de la noche.
Murió en el ´45 con la voluntad de un salmo
y la frescura del rocío en párpados apenas visibles
que siglos atrás contemplaron el fuego en Troya
como anticipo de la pólvora y los rostros
que debemos olvidar.
Murió en Bayamo, París, Ginebra
o en cualquier ciudad donde existan letras
que recuerden su nombre
que transgredan la voz
que inmovilicen un atardecer. Ha muerto, sin dudas
para recordarnos que la vida es un círculo, una palabra de Dios,
un verso, la lluvia, el gusano y la seda,
dos cuerpos, el deseo, los vinos,
la ansiedad en el transcurso de lo cotidiano.
Lo mató la noche a sus espaldas
y los rostros del mundo
inclinándose ante él.
Yordanis Domínguez Báez (Granma)
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